¡Voy raja! ¡Pedaleo fuerte!!! No alcanzaré a llegar, faltan 2 minutos para las 9 y me quedan 4 cuadras. La luz cambia a amarilla, filo dale no más, pedalea. Llego a la puerta del edificio, hay un tipo parado con flores y unos paquetes… “al tiro” le digo y marco… las 9:00. ¡Soy una bestia!

Salgo nuevamente, recibo la flor y el paquetito, me voy a mi oficina.

¿Un costurero???? Por la concha de la lora, ¿me están weviando?????

Pero ilaaaa, si esta bacán, súper útil para tenerlo en la ofi.

Es que no nos pueden regalar un costurero, ¡no hoy! ¿Es que no lo ven?? Voy a mandar un correo al jefe del departamento de las personas ¿Quién es? ¿Alguien sabe?

La furia me sale por las orejas. Busco en la web y para mi sorpresa era una jefa. La furia se transforma en desilusión.

Nueva York, van mujeres por la calle, pero no es una empoderada Carrie Bradshaw, con bolsas de tiendas caras y unas amigas guapas dueñas de su cuerpo y ostentando independencia y sexualidad. Es otro Nueva York, es uno con mujeres oprimidas, cansadas de ser menos, son seres humanos, pero sin los mismos derechos que un hombre. No podían votar, las que debían trabajar tenían que hacerlos por eternas jornadas a un precio menor que un ser humano nacido hombre. Ellas trabajan en industrias textiles y son explotadas. Están cansadas, están muriendo por el solo hecho de haber nacido mujeres. Marchan, se realiza la primera gran manifestación pública por mejores condiciones laborales para las mujeres. Quedan 129 mujeres menos luego de ese acto. Hay 129 mujeres muertas por la lucha hacia la igualdad. Y este es el principio.

Comienza un nuevo siglo y recién pueden matricularse en una Universidad, comienza un nuevo siglo, el Siglo XX, viene una guerra mundial y las mujeres comienzan a querer más, no ser más que otros, solo piden no ser menos, ser iguales, ¿Por qué no? ¿No somos todos seres humanos? Comienzan a ser numerosas las movilizaciones, las huelga y las luchas. Al frente estaban las trabajadoras textiles. Fue en 1911 cuando se celebra el primer Día Internacional de la Mujer. Han pasado más de 100 años y el regalo conmemorativo de la institución donde trabajo es un costurero, paradójico, no?. Y a nadie le importaba. Y nadie veía lo que yo estaba viendo. Y me dio pena. Me sentí sola.

Este marzo 2020 participé de la marcha más grande que se recuerda por este motivo. Fue linda, grande, familiar y pacífica. Esas 129 mujeres caminaban con nosotras. Marcó la historia, fue un grito, pero un grito que no llega a todas partes, yo lo sentí fuerte pero muchas personas lo sintieron como un susurro o no lo sintieron para nada, como comprendí hace un par de semanas en mi curso de Estrategia Comunicacional. La profe toca el tema del lenguaje inclusivo, nos enseñaba como usarlo y la relevancia de incluir la “e” en reemplazo de las desinencias1 genéricas masculinas para utilizar una forma de hablar que incluya a las personas y no a los géneros cuando entreguemos un mensaje.

¿Y saben? Lo único que se escucharon eran quejas: Que la formalidad aquí o allá, que si la RAE, que es muy feo, que es muy desagradable escuchar hablar así, que ya están muy viejas para acostumbrarse. ¿Y sabes otra cosa? La mayoría eran mujeres y los pocos hombres que hablaron lo hicieron para hacerse las víctimas.

Es un tema serio, que se discute y se debate, se está visualizando y hace no tan poco tiempo ya, creo que el suficiente para que seamos capaces de entender cuál es la idea y para dónde queremos ir como sociedad, una sociedad más igualitaria, en la que pese a nuestras diferencias seamos iguales en derechos y oportunidades y, por su puesto, también deberes.

Todavía conozco mucha gente que no sabe que machismo y feminismo no son opuestamente equivalentes. Todavía conozco mucha gente que rehúye de la palabra feminismo y cataloga a feministas que se enorgullecen de serlo como feminazis (como me da rabia esa palabra) o macabeos si resultan ser hombres. Como yo misma, cuando al decirlo espero algún comentario negativo o que salgan arrancando.

Que la RAE diga “el uso de la «@», «e» o «x» para reemplazar a las que diferencian el género, es «ajeno a la morfología del español, además de innecesario, pues el masculino gramatical funciona como término inclusivo” no ayuda, aunque puede parecer una exageración o aparentemente inofensivo, hay una clara invisibilización de lo femenino. Y estamos acostumbrados a ello porque así nos criaron, así crecimos.

El lenguaje es dinámico, creamos lenguaje, somos seres humanos y tenemos esa maravillosa capacidad. La palabra crea realidad.

¿Y sabes?  Debería estar out decirle a tu hija “princesa”, como escribió la Chimamanda, seguro tienes una buena intención, pero “princesa” está cargada de presunciones: delicadeza, de un príncipe que la rescatará, se casará con ella y vivirán juntos, felices para siempre.

Condicionamos a las niñas para que aspiren al matrimonio y no a los niños. Las niñas se convierten en mujeres angustiadas por el matrimonio y los hombres no. Y esas mujeres se casarán con esos hombres y automáticamente la relación será desigual ¿es de extrañar entonces que en muchos matrimonios las mujeres sacrifiquen más, en detrimento de sí mismas, porque han mantenido un intercambio constante desigual? 2

Que las feministas son una tropa de resentidas dicen, pero cuando existe equidad real no hay resentimiento. Como la pobreza, la educación.

Si no inculcas el rol de acuerdo a su género a tus hijes le darás espacio para que todo su potencial pueda desarrollarse. Piénsales como individuos, como personas.

Cuanto somos capaces de coartar a los infantes por las ideas preconcebidas que heredamos y cultivamos. Admiro a mi cuñada Caro porque su hijo y su hija juegan por igual con el cochecito rosado. Imagina que por no regalarle un helicóptero a tu hija (porque preferiste la muñeca) perdimos a una ingeniera revolucionaria, como también dijo la Chimamanda.

Siempre los cambios han costado y vemos con horror cuando se aceptaba la esclavitud, quemaban a las brujas, las mujeres no podían estudiar, los planes de las isapres eran más caros para las mujeres o se hablaba con un lenguaje donde el masculino gramatical funciona como término inclusivo….

Mis hermanas chicas hablan de la igualdad de género como parte de la normalidad, y enseñan a sus primos hombres cuando le dicen a Matilda que parece hombre por usar el pelo corto. Me siento orgullosa.

Porque para allá vamos, el mundo ya cambió y estamos siendo parte del cambio. Hay que ser parte del cambio, aunque nos incomode.

Quiero un mundo mejor, estoy segura que la humanidad completa quiere un mundo mejor. Quiero un mundo más amable con la naturaleza, con el planeta entero, las montañas, los animales, las aguas y como parte de este todo, los seres humanos, sean estos hombres o mujeres y juntos hilemos una existencia que abrace nuestras diferencias e iguale nuestros derechos.

1 esa parte final de una palabra que indica variación gramatical, en este caso de género, pero puede ser también el número, el tiempo verbal

2 Del libro “Todos deberíamos ser feministas”, de la Chimananda Ngozi Adichie

1 thought on “Iguales pero diferentes

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